Este complejo de callejuelas congeladas en el tiempo desde el siglo XVII, forma un laberinto en las profundidades del centro histórico de la ciudad, y es lo que llaman "la ciudad subterránea" de Edimburgo.
Durante la Navidad de 1644, la peste que asolaba Europa llegó hasta Edimburgo propagada por las pulgas de las ratas. Se extendió al oeste y al norte, y durante los siguientes 18 meses mató a una parte sustancial de la población escocesa.
El Callejón, debido a la pobreza y a la aglomeración de personas de pocos recursos que vivían de manera precaria, fue uno de los focos principales de muerte a causa de esta enfermedad.
Durante los brotes, las personas infectadas con la plaga se encerraban en su casa e indicaban su situación mostrando una bandera blanca pequeña por la ventana. Los alimentos se les entregaban diariamente, y un médico podía visitarlos, aunque con los tratamientos tan limitados y peligrosos de la época, poco podían hacer para ayudar. Algunas personas pasaban la cuarentena en chozas fuera de la ciudad, en Sciennes Boroughmuir, o en el King's Park.
Uno de los médicos más famosos de la época fue el Doctor Rae, quien se dedicó a ayudar a los enfermos de esta terrible enfermedad contagiosa. Para tratar de protegerse, llevaban una máscara de cuero y en forma de pico donde depositaban hierbas, pero muchos murieron.
La ciudad siguió creciendo y olvidando su terrible pasado, aunque numerosas leyendas siguen muy presentes entre estos callejones como es el caso de Annie, una niña de poco más de 5 o 6 años, que llora desconsolada porque se siente sola...
La historia de esta niña se hizo famosa gracias a la parapsicóloga Aiko Gibo, muy conocida en Japón. Durante una visita que realizó a Mary King’s Close, Aiko percibió una presencia extraña que poco después se materializó en una niña pequeña. Anne le contó que sus padres habían muerto en 1644 dejándola sola en ese lugar tan cruel. Aiko regaló a la niña una muñeca dejándola sobre un viejo arcón que había en una habitación, y afirmó que mientras hubiese juguetes allí colocados nunca se sentiría sola. Desde ese día nació una tradición que muchos han querido seguir y es por eso, que hoy en día, muchos de los visitantes acuden con juguetes para Anne.
El callejón fue reabierto al público en abril del 2003, convirtiéndose en una de las atracciones turísticas más conocidas de la ciudad. El tour recorre las diferentes estancias y rincones donde vivían los ciudadanos más pobres de Edimburgo. Muchos de los viajeros que ya lo han visitado afirman que se sienten observados o han sentido extrañas presencias. ¿Te atreves a visitarlo?
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